viernes, 20 de enero de 2017

QUE ES EL PECODO






                                                                           1 de Juan 3-1...9

preguntó: ¿qué es el pecado? Y la niña contestó: "Yo creo que es todo aquello que a uno le gusta hacer". Amigo oyente, ella no estaba muy lejos de la respuesta correcta, porque esta vieja naturaleza que usted y yo tenemos, es absolutamente contraria a la voluntad de Dios.

El Apóstol Pablo dijo en su epístola a los Romanos, capítulo 8, versículo 5: Porque los que viven conforme a la carne ponen la mente en las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. ¿Cómo está viviendo usted? ¿Muy humanamente "en la carne", viviendo a su antojo y buen parecer, o en el Espíritu, gobernado por el Espíritu Santo y con La Palabra de Dios, como guía? El Apóstol Pablo continuó diciendo: Porque el ocuparse de la carne es muerte. O sea, es la separación de Dios, porque se vive sin pensar en Dios, en rebeldía, alejado e indiferente de Él; ésta es la actitud que Juan denunció aquí. Usted no puede tener comunión con Dios, y ser un creyente ocasional, "de vez en cuando", cuando usted lo convenga, o le quede cómodo. A eso se le llama a ser "un creyente carnal". Escuchamos con cierta frecuencia a supuestos "cristianos", supuestos creyentes decir: "¡Cuánto amo a Dios, y qué bien le sirvo, hago tantas cosas buenas, soy bueno, Dios tendrá en cuenta lo santo y piadoso que soy ". Pero, en realidad, los que así piensan y actúan, no está en comunión con Él; sólo se auto-engañan. El Apóstol Pablo, en su epístola a los Romanos, capítulo 8, versículos 6 y 7 nos dijo: "el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden".

Hablando del estado de rebelión que afectó a toda la raza humana, la Biblia es clara y determinante al respecto. Así lo destacó, por ejemplo en una de la muchas citas sobre este tema, el profeta Isaías en el capítulo 53, versículo 6; cuando escribió: Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el Señor cargó en él el pecado de todos nosotros.

Ya hemos mencionado muchas veces que aquí tenemos probablemente el verdadero cuadro del hombre que no es salvo. Cada cual se ha apartado por su propio camino. Esas palabras cuentan nuestra historia. Se apartó por su camino. Ese es su problema, amigo oyente, y también es el mío. Queremos hacer las cosas como nos gusta a nosotros. Podemos observar a un bebé en su cuna, gritando a viva voz. ¿Qué es lo que le pasa al pequeño? Este pequeño, tierno e inocente bebé, sólo quiere imponer su propia voluntad. Nadie se lo ha enseñado, así es como nacemos. Nacemos con esa naturaleza, con esa inclinación egoísta y egocéntrica. Y esa naturaleza está en rebelión contra Dios. (( Como dice un poema: "Yo era una oveja errante; no quería estar en el redil. No amaba la voz de mi pastor, no quería ser controlado. Era un hijo muy porfiado, ni amaba siquiera mi hogar. No amaba la voz de mi padre, me gustaba muy lejos vagar".))

Pero esa criatura rebelde y alejada de Dios, ahora, ha regresado a Dios, arrepentido, pidiendo perdón. Se ha producido el nuevo nacimiento espiritual, y por ello el apóstol Juan les llamó "hijitos". Continuamos leyendo el versículo 5 de este capítulo 3 de la Primera