miércoles, 28 de junio de 2017

INSPIRADA


  "¿Qué significa que la Biblia es inspirada?"

   
Cuando la gente dice que la Biblia fue inspirada, se están refiriendo al hecho de que Dios influenció divinamente a los autores humanos de las Escrituras de tal manera que lo que ellos escribieron fue la misma Palabra de Dios. En el contexto de las Escrituras, la palabra inspiración significa sencillamente “exhalada por Dios.” La inspiración nos comunica el hecho de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios, y hace que la Biblia sea única entre todos los demás libros.

Mientras que hay diferentes opiniones acerca de hasta qué punto la Biblia es inspirada, no cabe duda que la Biblia por sí misma clama que cada palabra, en cada parte de la Biblia, fue inspirada por Dios. (1 Corintios 2:12,13; 2 Timoteo 3:16,17) Esta visión de las Escrituras es frecuentemente conocida como inspiración “verbal plenaria”, lo que significa que la inspiración se extiende a cada una de las palabras (inspiración verbal), no sólo a los conceptos o ideas; y que la inspiración se extiende a todas las partes de la Escritura y a todos los temas tratados en la Escritura (inspiración plenaria). Hay algunas personas que creen que sólo partes de la Biblia son inspiradas, que sólo los pensamientos o conceptos que tratan sobre la religión son inspirados. Pero estas opiniones sobre la inspiración se quedan anuladas ante lo que la Biblia demuestra por sí misma. Toda la inspiración verbal plenaria es una característica esencial de la Palabra de Dios.

Lo extenso de su inspiración puede verse claramente en 2 Timoteo 3:16-17 - “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Estos versos nos dicen que Dios inspiró toda la Escritura y que es provechosa para nosotros. No solamente está inspirada en las partes de la Biblia que tratan de las doctrinas religiosas, sino en cada una de sus partes desde Génesis hasta Apocalipsis es la Palabra de Dios misma. Puesto que están inspiradas por Dios, las Escrituras tienen por lo tanto, la autoridad cuando se trata del establecimiento de la doctrina, y son suficientes para enseñar al hombre cómo guardar una correcta relación con Dios, “instruidos en justicia”. La Biblia declara que no sólo está inspirada por Dios, sino que también tiene la habilidad de cambiarnos y prepararnos “enteramente”, al ser equipados para toda buena obra.

Otro verso que trata con la inspiración de las Escrituras, es 2 Pedro 1:21. Este verso nos dice, “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Este texto nos ayuda a comprender, que aunque el hombre escribió las Escrituras, las palabras que ellos escribieron fueron las mismas palabras de Dios. Aún cuando Dios utilizó a hombres con sus distintivas personalidades y estilos de escritura, Dios inspiró divinamente cada palabra que ellos escribieron. Jesús mismo confirmó la inspiración verbal plenaria de las Escrituras cuando Él dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” (Mateo 5:17-18) En estos versos, Jesús reforzó la veracidad de las Escrituras hasta su más pequeño detalle y el más minúsculo signo de puntuación – porque es la Palabra misma de Dios.

Y porque las Escrituras son la inspirada Palabra de Dios, podemos concluir que también son inerrantes y con autoridad. Una correcta visión de Dios nos llevará a una correcta visión de Su Palabra. Porque Dios es todopoderoso, omnisciente, y completamente perfecto, Su Palabra tendrá, por su misma naturaleza, las mismas características. Los mismos textos que establecieron la inspiración de las Escrituras, también establecen que son tanto inerrables como acreditadas en su autoridad. Sin duda, la Biblia es lo que dice ser – la innegable y autorizada Palabra de Dios para la humanidad.

LA BIBLIA


"¿Por qué debemos leer / estudiar la Biblia?"

   
Debemos leer y estudiar la Biblia simplemente porque es la Palabra de Dios a nosotros. 2 Timoteo 3:16 dice que la Biblia es “inspirada por Dios”. En otras palabras, es la Palabra de Dios para nosotros. Hay muchas preguntas que los filósofos y la gente en general se han hecho y que Dios nos las responde en las Escrituras: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿De dónde vengo? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Cómo puedo ir al cielo? ¿Por qué está el mundo tan lleno de maldad? ¿Por qué me cuesta tanto trabajo hacer lo bueno? Adicionalmente a estas “grandes” preguntas, nos proporciona un sin número de consejos prácticos en áreas tales como: ¿Qué debo buscar en mi pareja? ¿Cómo puedo tener un matrimonio exitoso? ¿Cómo puedo ser un buen amigo? ¿Cómo puedo ser un buen padre / madre? ¿Qué es el éxito y cómo puedo alcanzarlo? ¿Cómo puedo cambiar? ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Cómo puedo vivir para que no tenga que arrepentirme en un futuro? ¿Cómo puedo complacer a Dios? ¿Cómo puedo obtener Su perdón? ¿Cómo puedo manejar las circunstancias adversas y eventos injustos de la vida para salir victorioso?

Debemos leer y estudiar la Biblia porque es totalmente confiable y sin error. La Biblia es única entre muchos auto-nombrados libros “sagrados” porque no sólo ofrece enseñanzas morales y dice “confía en mí”, más bien, nos ofrece la oportunidad de probarla, corroborando cientos de detalladas profecías que contiene, verificando los eventos históricos que relata, y comprobando los hechos científicos que describe. Aquellos que dicen que la Biblia tiene errores deben tener sus oídos cerrados a la verdad. Jesús preguntó una vez, “¿Qué es más fácil, decir: tus pecados te son perdonados o decir: levántate y anda?” (Lucas 5:23) Entonces Él probó que tenía el poder para perdonar los pecados (algo que no podemos ver físicamente) curando al paralítico (algo que los que lo rodeaban pudieron atestiguar con sus ojos). De manera similar, tenemos la seguridad de que la Palabra de Dios es verdad cuando se discuten aspectos espirituales que no podemos atestiguar con nuestros sentidos físicos, pero mostrando su veracidad en todas aquellas áreas que podemos verificar (exactitud histórica, científica y profética).

Debemos leer y estudiar la Biblia porque Dios no cambia y porque la naturaleza humana tampoco cambia – es tan actual para nosotros como lo fue cuando fue escrita. Mientras que diariamente se generan grandes cambios tecnológicos a nuestro alrededor, los deseos y naturaleza de la raza humana no cambian. Tú encontrarás, mientras lees las páginas de la historia bíblica, que ya sea que se trate de relaciones interpersonales o entre sociedades, “no hay nada nuevo bajo el sol.” Y mientras la raza humana en su totalidad continúa buscando amor y satisfacción en todos los lugares equivocados, Dios, nuestro buen y misericordioso Creador, nos dice lo que nos traerá un gozo ETERNO. Su Palabra revelada, las Escrituras, son tan importantes que Jesús dijo respecto a ellas, “...No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:4) En otras palabras, si quieres vivir una vida plena como fue la voluntad de Dios, escucha y sigue la Palabra de Dios escrita... ¡es más importante que comer!

Debemos leer y estudiar la Biblia porque existe mucha enseñanza falsa. La Biblia nos da la medida mediante la cual podemos distinguir la verdad del error. Nos dice cómo es Dios. Tener una impresión equivocada de Dios es adorar un “ídolo” o “dios falso”. Estamos adorando algo que ¡no es Él! La Biblia también nos dice cómo podemos verdaderamente ir al cielo...y no es por ser buenos, o ser bautizados o ninguna otra cosa que podamos HACER (Juan 14:6; Efesios 2:1-10; Isaías 53:6; Romanos 3:10b, 5:8; 6:23; 10:9-13). A través de estos textos, la Palabra de Dios nos enseña cuánto Él nos ama (Romanos 5:6-8; Isaías 53:5). Y así es como sabiendo esto, somos llevados a amarle a Él en respuesta (1 Juan 4:19).

La Biblia te equipará para servirle a Dios (2 Timoteo 3:17; Efesios 6:17; Hebreos 4:12). Te ayudará a saber cómo puedes ser salvado de tus pecados y de sus últimas consecuencias (2 Timoteo 3:15). Al meditar en ella y obedecer sus enseñanzas, te llevará a una vida victoriosa (Josué 1:8; Santiago 1:25). La Palabra de Dios te ayudará a ver el pecado en tu vida y te ayudará a deshacerte de él (Salmos 119:9,11). Será una guía para tu vida, haciéndote más sabio que tus maestros (Salmo 32:8; 119:9,11; Proverbios 1:6). La Biblia te librará de perder años de tu vida en lo que no dura ni tampoco importa (Mateo 7:24.27).

Leer y estudiar la Biblia te ayudará a ver más allá del atractivo “anzuelo” y doloroso “gancho” de las tentaciones pecaminosas, para que puedas aprender de los errores de otros, en vez de experimentarlos tú mismo. La experiencia es un gran maestro, pero cuando se trata de aprender del pecado, es un duro y terrible maestro. Es mucho mejor aprender de los errores ajenos. Hay tantos personajes bíblicos de quiénes aprender, tanto modelos positivos como negativos, que con frecuencia proceden de la misma persona en diferentes etapas de su vida. Por ejemplo, David, en su reto al gigante Goliat, nos enseña que Dios es más grande que cualquier cosa a la que quiera que nos enfrentemos (1 Samuel 17). David, al ceder a la tentación y cometer adulterio con Betsabé, nos revela el largo alcance y las terribles consecuencias que puede acarrearnos un “momento de placer” (2 Samuel 11). El conocer la Biblia nos da una paz y una esperanza real cuando todo a nuestro alrededor parece desmoronarse (Romanos 15:4; Salmo 112:7; Habacuc 3:17-19).

La Biblia es un libro que no es sólo para leerse. Es un libro para estudiarse, a fin de poder ser aplicado a tu vida. De otra manera, es como tragarse el bocado de comida sin masticarlo y después escupirlo de nuevo... sin ningún valor nutricional aprovechado. La Biblia es la Palabra de Dios. Como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza. Tú puedes ignorarla, pero lo harás para tu propio mal, así como lo sería si ignoraras la ley de la gravedad. No puede ser lo suficientemente enfatizada, la importancia que tiene la Biblia en nuestras vidas. El estudiar la Biblia puede compararse al extraer oro de una mina. Si haces un pequeño esfuerzo y sólo “ciernes los guijarros en el arroyo” sólo encontrarás un poco de polvo de oro. Pero si te esfuerzas en realmente “excavar en ella”, tu recompensa será de acuerdo a tu gran esfuerzo.

LA PALABRA DE DIOS


"¿Es realmente la Biblia la Palabra de Dios?"

   
Nuestra respuesta a esta pregunta no solamente determina cómo consideramos a la Biblia y su importancia en nuestras vidas, sino que también ésta, a la larga, va a tener un impacto eterno sobre nosotros. Si la Biblia es realmente la Palabra de Dios, entonces nosotros deberíamos apreciarla, estudiarla, obedecerla y finalmente confiar en ella. Si la Biblia es la Palabra de Dios, entonces, rechazarla es rechazar a Dios mismo.

El hecho de que Dios nos dio la Biblia, es una evidencia e ilustración de Su amor por nosotros. El término “revelación” simplemente significa que Dios comunicó a la humanidad cómo es El y cómo podemos tener una correcta relación con El. Estas son cosas que no podríamos haber conocido si Dios divinamente, no nos lo hubiera revelado por medio de la Biblia. Aunque la revelación de Dios mismo en la Biblia fue dada progresivamente por sobre los 1500 años aproximadamente, siempre ha contenido cualquier cosa que el hombre ha necesitado para conocer acerca de Dios, a fin de tener una correcta relación con El. Si la Biblia es realmente la Palabra de Dios, entonces esta es la última autoridad para todos los asuntos de fe, práctica religiosa y moral.

La pregunta que debemos hacernos es, ¿cómo podemos saber que la Biblia es la Palabra de Dios y no solamente un buen libro? ¿Qué es excepcional acerca de la Biblia que se destaca de todos los otros libros religiosos alguna vez escritos? ¿Hay alguna evidencia de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios? Este es el tipo de preguntas que deben ser consideradas si vamos a examinar seriamente la demanda bíblica de que la Biblia es la Palabra misma de Dios, divinamente inspirada, y totalmente suficiente para todos estos asuntos de fe y práctica.

No puede haber duda acerca del hecho de que la Biblia demanda ser la Palabra misma de Dios. Esto se lo ve claramente en versículos como 2ª de Timoteo 3:15-17, el cual dice, “…y que desde las niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

A fin de contestar estas preguntas, debemos mirar tanto a las evidencias internas, como a las externas, que muestran que la Biblia en realidad es la Palabra de Dios. Las evidencias internas son aquellas cosas internas de la Biblia misma, que testifican de su origen divino. Una de las primeras evidencias internas, de que la Biblia es en realidad la Palabra de Dios, se la ve en su unidad. Aún cuando en realidad son sesenta y seis libros individuales, escritos en tres continentes, en tres diferentes idiomas, en un período aproximado de sobre los 1,500 años, por más de 40 autores (que vinieron de muchos caminos diversos), la Biblia permanece como un libro unificado de principio a fin, sin contradicción. Esta unidad es única a diferencia de los otros libros, y es una evidencia del origen divino de las palabras, mientras Dios movió a los hombres de tal manera, que registraron Sus palabras mismas.

Otra de las evidencias internas que indican que la Biblia es realmente la Palabra de Dios se la ve en las profecías detalladas, contenidas en el interior de sus páginas. La Biblia contiene cientos de profecías detalladas, referentes al futuro de naciones particulares incluyendo Israel, al futuro de ciertas ciudades, al futuro de la humanidad, y a la venida de Uno que sería el Mesías, el Salvador de no solamente Israel, sino de todo el que creyera en El. A diferencia de las profecías encontradas en otros libros religiosos o aquellas dadas por Nostradamus, las profecías bíblicas son extremadamente detalladas y nunca han dejado de hacerse realidad. Sólo en el Antiguo Testamento, hay sobre trescientas profecías referentes a Jesucristo. No solamente que fue profetizado dónde nacería y de qué familia vendría, sino también cómo moriría y que resucitaría al tercer día. Simplemente no hay un camino lógico para explicar las profecías cumplidas en la Biblia sino por origen divino. No hay otro libro religioso con el alcance o tipo de profecía de predicción que tiene la Biblia.

Una tercera evidencia interna del origen divino de la Biblia se ve en su autoridad y poder únicos. Mientras esta evidencia es más subjetiva que las dos primeras evidencias internas, ésta no es un testimonio menos poderoso del origen divino de la Biblia. A diferencia de cualquier otro libro alguna vez escrito, la Biblia tiene una autoridad única. Esta autoridad y poder son mejor vistos de manera que innumerables vidas han sido transformadas al leer la Biblia. Los adictos a las drogas han sido curados gracias a ella, homosexuales han sido liberados por ella, abandonados y haraganes han sido transformados por ella, criminales empedernidos, reformados por ella, pecadores son reprendidos por ella, y el odio se ha convertido en amor al leerla. La Biblia posee un poder dinámico y transformador que es posible solamente a causa de la verdadera Palabra de Dios.

Además de la evidencia interna de que la Biblia es en realidad la Palabra de Dios, también hay evidencias externas que indican que la Biblia es en realidad la Palabra de Dios. Una de aquellas evidencias es la historicidad de la Biblia. Ya que la Biblia detalla eventos históricos, su veracidad y precisión son sujetos de verificación como cualquier otra documentación histórica. A través de evidencias arqueológicas y otros documentos escritos, las descripciones históricas de la Biblia han sido probadas una y otra vez, para que sea exacta y verdadera. De hecho, toda la evidencia arqueológica y manuscrita que apoyan a la Biblia, hacen de ésta el mejor libro documentado del mundo antiguo. El hecho de que la Biblia registra con exactitud y verdad eventos históricamente verificables, es una gran indicación de su veracidad al tratar con temas religiosos y doctrinas, y ayuda a corroborar su demanda de que ésta es, la Palabra de Dios misma.

Otra evidencia externa de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios es la integridad de los autores humanos. Como mencioné antes, Dios usó al hombre desde muchos caminos diversos para registrar Sus Palabras para nosotros. Al estudiar las vidas de estos hombres, no hay una buena razón para creer que ellos no fueron hombres honestos y sinceros. Al examinar sus vidas y el hecho de que estuvieron dispuestos a morir (a menudo muertes atroces) por lo que creían, rápidamente se vuelve claro que estos hombres ordinarios, no obstante honestos, realmente creyeron que Dios les había hablado. Los hombres que escribieron el Nuevo Testamento y muchos otros cientos de creyentes (1ª Corintios 15:6) conocían la verdad de su mensaje porque habían visto y pasado tiempo con Jesucristo luego de que resucitó de los muertos. La transformación de ver al Cristo resucitado tuvo un impacto tremendo sobre estos hombres. Ellos pasaron de esconderse por el temor, a estar dispuestos a morir por el mensaje que Dios les había revelado. Sus vidas y muertes testifican el hecho de que la Biblia realmente es la Palabra de Dios.

Una evidencia externa final de que la Biblia realmente es la Palabra de Dios es la indestructibilidad de la Biblia. A causa de su importancia y su demanda de ser la Palabra misma de Dios, la Biblia ha sufrido más ataques agresivos e intentos de destruirla que cualquier otro libro en la historia. Desde los Emperadores Romanos de la antigüedad como Diocleciano, a través de los dictadores comunistas y los ateos y agnósticos de los días modernos, la Biblia ha resistido y sobrevivido a todos sus agresores, y todavía es el libro más ampliamente publicado en el mundo hoy.

A través del tiempo, los escépticos han considerado a la Biblia como mitológica, pero la arqueología la ha establecido como histórica. Los oponentes han atacado su enseñanza como primitiva y anticuada, pero sus conceptos morales y legales, y enseñanzas, han tenido una influencia positiva en sociedades y culturas en todo el mundo. Continúa siendo atacada por la ciencia, la psicología y los movimientos políticos, no obstante permanece tan veraz y relevante hoy, al igual que desde cuando fue escrita. Este es un libro que ha transformado innumerables vidas y culturas a través de los últimos dos mil años. Por mucho que sus oponentes traten de atacar, destruir o desacreditarla, la Biblia permanece tan fuerte, tan real, y tan relevante como lo fue antes, aún después de los ataques. La precisión con la que ha sido preservada a pesar de cada intento de alterarla, atacarla o destruirla, es un claro testimonio del hecho de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios. No debería sorprendernos que por muy atacada que sea la Biblia, ésta siempre aparece igual y ha salido ilesa. Después de todo, Jesús dijo, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Marcos 13:31). Después de mirar la evidencia, uno puede decir sin duda que “Sí, la Biblia es realmente la Palabra de Dios.”

QUIEN PUEDE SER SALVO


"¿Quién puede ser salvo? ¿Puede salvarse cualquier persona?"

 
 Jesús enseñó claramente en Juan 3:16 que Él salvará a todo aquel que cree en Él: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Este "todo aquel” le incluye a usted y a cualquier otra persona en el mundo.

La Biblia dice que, si la salvación se basaba en nuestros propios esfuerzos, nadie podría salvarse: "Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios." (Romanos 3:23) Salmo 143:2 añade: "no se justificará delante de ti ningún ser humano". Romanos 3:10 afirma, "No hay justo, ni aun uno".

Nosotros no podemos salvarnos a nosotros mismos. Por el contrario, somos salvos cuando creemos en Jesucristo. Efesios 2:8–9 enseña, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." Somos salvos por la gracia de Dios y la gracia, por definición, no puede ser ganada. No merecemos la salvación; simplemente la recibimos por la fe.

La gracia de Dios es suficiente para cubrir todo pecado (Romanos 5:20). La Biblia está llena de ejemplos de personas que se salvaron de antecedentes pecaminosos. El apóstol Pablo escribió a los cristianos que anteriormente ellos habían estado viviendo en una variedad de condiciones pecaminosas, incluyendo embriaguez, idolatría, adulterio, homosexualidad, robo, avaricia e inmoralidad sexual. Pero Pablo les dice que, al ser salvos, "mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. " (1 Corintios 6:9–11).

El apóstol Pablo mismo había sido un perseguidor de los cristianos, aprobando la muerte de Esteban (Hechos 8:1), y arrestando a los cristianos y echándolos a la cárcel (Hechos 8:3). Más tarde escribiría, "…habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero." (1 Timoteo 1:13–15).

A menudo, Dios elige salvar a los candidatos más improbables para cumplir sus propósitos. Salvó a un ladrón en una cruz con sólo unos minutos para vivir (Lucas 23:42–43), un perseguidor de la iglesia (Pablo), un pescador que le había negado (Pedro), un soldado romano y su familia (Hechos 10), un esclavo fugitivo (Onésimo en el libro de Filemón) y muchos otros. No hay nadie más allá del poder de Dios para salvar (véase Isaías 50:2). Debemos responder por fe y recibir Su regalo gratuito de vida eterna.

Y AHORAQUEEE



Acabo de poner mi fe en Jesús... ¿y ahora qué?"

 
 ¡Felicitaciones! ¡Ha hecho una decisión de cambio de vida! Cuando tenga preguntas en su trayecto, podemos ofrecerle las siguientes herramientas para seguir adelante:

1. Asegúrese de entender la salvación.

1 Juan 5:13 nos dice, “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”. Dios quiere que entendamos la salvación. Dios quiere que tengamos la confianza de saber con seguridad que somos salvos. Vayamos brevemente a los puntos clave de la salvación:

(a) Todos hemos pecado. Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios (Romanos 3:23).

(b) Merecemos ser castigados con la separación eterna de Dios, a causa de nuestro pecado (Romanos 6:23).

(c) Jesús murió en la cruz para pagar la penalidad por nuestros pecados (Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21).

(d) Dios otorga perdón y salvación a todos aquellos que ponen su fe en Jesús – confiando en Su muerte, como pago por nuestros pecados (Juan 3:16; Romanos 5:1; Romanos 8:1).

¡Ese es el mensaje de salvación! Si ha puesto su fe en Jesucristo como su Salvador, ¡usted es salvo! Todos sus pecados son perdonados, y Dios promete nunca dejarlo o desampararlo (Romanos 8:38-39; Mateo 28:20). Recuerde, su salvación está segura en Jesucristo (Juan 10:28-29). ¡Si usted confía solo en Jesús como su Salvador, puede tener la confianza de que va a pasar la eternidad con Dios en el cielo!

2. Encuentre una buena iglesia que enseñe la Biblia.

No piense en la iglesia como un edificio. La iglesia es la gente. Es muy importante que los creyentes en Jesucristo tengan compañerismo unos con otros. Ese es uno de los propósitos principales de la iglesia. Ahora que usted ha puesto su fe en Jesucristo, le animamos firmemente a encontrar por su sector, una iglesia creyente en la Biblia. Hable con el pastor. Hágale saber acerca de su nueva fe en Jesucristo.

Un segundo propósito de la iglesia, es enseñar la Biblia. Usted puede aprender cómo aplicar las enseñanzas de Dios en su vida. Entender la Biblia es la clave para vivir una vida Cristiana exitosa y poderosa. 2 Timoteo 3:16-17 dice, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Un tercer propósito de la iglesia es la adoración. ¡La adoración es dar gracias a Dios por todo lo que Él ha hecho! Dios nos ha salvado. Dios nos ama. Dios es nuestro proveedor. Dios nos guía y nos dirige. ¿Cómo no agradecerle? Dios es santo, justo, cariñoso, misericordioso, y lleno de gracia. Apocalipsis 4:11 declara, “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.

3. Aparte cada día un tiempo para enfocarse en Dios.

Es muy importante para nosotros cada día, pasar tiempo enfocándonos en Dios. Algunas personas denominan a este, un “tiempo a solas.” Otros lo llaman “tiempo de devoción,” porque este es un tiempo cuando nos dedicamos a Dios. Algunos prefieren apartar tiempo en las mañanas, mientras otros prefieren el atardecer. No importa cómo denomine a este tiempo o cuándo lo haga. Lo que importa es que usted pase regularmente tiempo con Dios. ¿Qué eventos preparan nuestro tiempo con Dios?

(a) Oración.- La oración sencillamente es hablar con Dios. Hablar con Dios acerca de sus preocupaciones y problemas. Pedir a Dios que le de sabiduría y guía. Pedir a Dios que provea sus necesidades. Decirle a Dios cuánto lo ama y cuánto aprecia todo lo que hace por usted. De eso se trata la oración.

(b) Lectura bíblica.- Además de recibir enseñanza Bíblica en la iglesia, en la Escuela Dominical, y/o en los estudios bíblicos – es necesario que lea la Biblia por usted mismo. La Biblia contiene todo lo que usted necesita conocer a fin de vivir una vida Cristiana exitosa. La Biblia contiene la guía de Dios para tomar decisiones sabias, cómo conocer la voluntad de Dios, cómo ministrar a otros, y cómo crecer espiritualmente. La Biblia esencialmente es el manual de enseñanza de Dios para saber cómo vivir nuestra vida de una manera para agradarle al Señor y sentirnos satisfechos.

4. Desarrollar relaciones con gente que puede ayudarnos espiritualmente.

1 Corintios 15:33 nos dice, “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” La Biblia está llena de advertencias acerca de la influencia que la gente “mala” puede tener sobre nosotros. Pasar tiempo con aquellos que se ocupan de actividades pecaminosas, va a causar que seamos tentados por aquellas actividades. El carácter de aquellos que nos rodean va a “pegarse” en nosotros. Por esa razón es tan importante rodearnos de otra gente que ama al Señor y está comprometida con El.

Trate de encontrar un amigo o dos, tal vez de su iglesia, alguien quien pueda ayudarlo y animarlo (Hebreos 3:13; 10:24). Pida a sus amigos que lo mantengan responsable con respecto a su tiempo a solas, sus actividades, y su caminar con Dios. Pregúnteles si usted puede hacer lo mismo por ellos. Esto no significa que tiene que abandonar a todos sus amigos que no conocen al Señor Jesús como su Salvador. Siga siendo su amigo y ámelos. Simplemente permítales conocer que Jesús ha cambiado su vida, y que no puede hacer todas las mismas cosas que solía hacer. Pídale a Dios que le de oportunidades para compartir de Jesús con sus amigos.

5. Bautizarse.

Mucha gente malentiende el bautismo. La palabra “bautizar” significa sumergir en agua. El bautismo es la manera bíblica de proclamar públicamente su nueva fe en Cristo y su compromiso de seguirle. La acción de ser sumergido en agua ilustra el ser enterrado con Cristo. La acción de salir del agua ilustra la resurrección de Cristo. Bautizarse es identificarse con la muerte, entierro y resurrección de Jesús (Romanos 6:3-4).

El bautismo no es lo que le salva. El bautismo no le quita sus pecados. El bautismo simplemente es un paso de obediencia, una proclamación pública de su fe solo en Cristo para salvación. El bautismo es importante porque es un paso de obediencia – declarar públicamente la fe en Cristo y su compromiso con El. Si usted está listo para ser bautizado, debe hablar con un pastor.

lunes, 26 de junio de 2017

EFESIOS


Libro de Efesios
  Efesios 1:1 identifica al autor del libro de Efesios como el apóstol Pablo.

Fecha de su Escritura: El Libro de Efesios fue escrito muy probablemente entre el 60—63 d.C.

Propósito de la Escritura: Pablo deseaba que todos los que anhelaban una madurez a semejanza de Cristo recibieran este escrito. El libro de Efesios describe la disciplina necesaria para convertirse en verdaderos hijos de Dios. Por otra parte, un estudio de Efesios ayudará a fortalecer y establecer al creyente, para poder cumplir con el propósito y llamado que Dios tenga para él. El objetivo de esta epístola es confirmar y equipar a una iglesia madura. Aquí se presenta una perspectiva balanceada del cuerpo de Cristo y su importancia en la economía de Dios.

Versos Clave: Efesios 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.”

Efesios 2:8-10, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

Efesios 4:4-6, “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”

Efesios 5:21, “Someteos unos a otros en el temor de Dios.”

Efesios 6:10-11, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.”

Breve Resumen: La doctrina ocupa una gran parte del libro de Efesios. La mitad de la enseñanza en esta epístola describe nuestra posición en Cristo, y el recordatorio de ello afecta nuestra condición. Con mucha frecuencia aquellos que enseñan de este libro, pasan por alto toda la instrucción fundamental y van directamente al capítulo final. Este es el capítulo que enfatiza la guerra o la lucha de los santos. Sin embargo, para beneficiarse totalmente del contenido de esta epístola, uno debe comenzar por la enseñanza inicial de Pablo en esta carta.

Primero, como seguidores de Cristo, debemos entender plenamente quienes declara Dios que somos. También debemos estar cimentados en el conocimiento de lo que Dios ha realizado por toda la humanidad. En seguida, debemos ejercitar y fortalecer nuestra existencia y caminar actual. Esto debe continuar hasta que ya no seamos fluctuantes y nos dejemos llevar de aquí para allá por cualquier viento de doctrina y por sutilezas de hombres.

La escritura de Pablo se divide en tres segmentos principales (1) En los capítulos del uno al tres, introduce los principios con respecto a lo que Dios ha hecho. (2) En los capítulos cuatro y cinco, expone cuatro principios respecto a nuestra presente existencia. (3) El capítulo seis presenta los principios concernientes a nuestra lucha diaria.

Conexiones: El enlace principal de Efesios con el Antiguo Testamento, está en el sorprendente concepto de la iglesia (para los judíos) como el cuerpo de Cristo (Efesios 5:32). Este asombroso misterio (una verdad no antes revelada) de la iglesia, es que “los gentiles son herederos juntamente con Israel - todos unidos como miembros de un cuerpo, y que conjuntamente comparten la promesa de Jesucristo” (Efesios 3:6). Este era un misterio totalmente escondido de los santos del Antiguo Testamento (Efesios 3:5, 9). Los israelitas que eran verdaderos seguidores de Dios, siempre creyeron que solo ellos eran el pueblo elegido de Dios (Deuteronomio 7:6). El aceptar a los gentiles en un estatus igual en este nuevo paradigma, fue extremadamente difícil y causó muchas disputas entre los creyentes judíos y gentiles convertidos. Pablo también habla del misterio de la iglesia como la “novia de Cristo,” un concepto nunca antes escuchado en el Antiguo Testamento.

Aplicación Práctica: Tal vez más que en ningún otro libro de la Biblia, el libro de Efesios enfatiza la conexión entre la sana doctrina y la práctica correcta en la vida cristiana. Hay demasiada gente que ignora la “teología” y en vez de conocerla, solo quiere discutir cosas que sean “prácticas.” En Efesios, Pablo argumenta que la teología es práctica. A fin de vivir en la práctica la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos entender primeramente quienes somos doctrinalmente en Cristo.

GALATAS


Libro de Gálatas
  Gálatas 1:1 claramente identifica al apóstol Pablo como el escritor de esta epístola a los Gálatas.

Fecha de su Escritura: Dependiendo desde dónde fue enviado el libro de Gálatas y durante cuál viaje misionero de Pablo inició las iglesias en el área, el libro de Gálatas fue escrito en algún momento entre el año 48 y el 55 d.C.

Propósito de la Escritura: Las iglesias en Galacia estaban formadas en parte por judíos convertidos y en parte por gentiles convertidos, como era generalmente el caso. Pablo afirma su carácter apostólico y las doctrinas que él enseña, para confirmar a las iglesias de Galacia en la fe de Cristo, especialmente con respecto al importante punto de la justificación solo por fe. Aunque el tema es esencialmente el mismo que el discutido en la epístola a los Romanos - esto es, la justificación por fe únicamente - en esta epístola, sin embargo, la atención está particularmente dirigida al punto de que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley de Moisés.

Gálatas no fue escrita como un ensayo de historia contemporánea. Era una protesta contra la corrupción del evangelio de Cristo. La verdad esencial de la justificación por fe en vez de por las obras de la ley, había sido oscurecida por la insistencia de los judaizantes de que los creyentes en Cristo debían guardar la ley si esperaban ser perfectos delante de Dios. Cuando Pablo supo que esta enseñanza había comenzado a penetrar en las iglesias gálatas y que los había alejado de su herencia de libertad, escribió la apasionada protesta contenida en esta epístola.

Versos Clave: Gálatas 2:16, “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Gálatas 3:11, “Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá.”

Gálatas 4:5-6, “para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”

Gálatas 5:22-23, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

Gálatas 6:7, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

Breve Resumen: El resultado de la justificación por gracia a través de la fe es la libertad espiritual. Pablo hace un llamado a los gálatas a permanecer firmes en su libertad, y no estar nuevamente “sujetos al yugo de esclavitud (esto es, la ley mosaico)” La libertad cristiana no es una excusa para gratificar la propia naturaleza carnal; más bien, es una oportunidad para amarnos unos a otros (Gálatas 5:13; 7:7-10). Tal libertad no nos excluye de las luchas de la vida. De hecho, puede intensificar la batalla entre la carne y el Espíritu. Sin embargo, la carne (la naturaleza carnal) ya ha sido crucificada con Cristo (Gálatas 2:20); y como consecuencia, el Espíritu producirá su fruto, cosas tales como el amor, el gozo y la paz en la vida del creyente (Gálatas 5:22-23).

La carta a los Gálatas fue escrita en un espíritu de inspirada agitación. Para Pablo, el asunto no era si la persona era circuncidada, sino si se había convertido en “una nueva creación” (Gálatas 6:15). Si Pablo no hubiera tenido éxito en su argumento sobre la justificación por fe solamente, el cristianismo hubiera permanecido como una secta dentro del judaísmo, en vez de convertirse en la forma universal de salvación. Por lo tanto, Gálatas no es solo la epístola de Lutero, es la epístola de cada creyente que confiesa con Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20).

Los libros de Santiago y Gálatas, ilustran dos aspectos del cristianismo, que desde el principio mismo parecen haber estado en conflicto, aunque en realidad ambos son suplementarios. Santiago insiste en la ética de Cristo, una demanda de que la fe prueba su existencia por sus frutos. Sin embargo Santiago, no menos que Pablo, enfatiza la necesidad de la transformación del individuo por la gracia de Dios (Santiago 1:18). Gálatas hace hincapié en la dinámica del Evangelio que produce la ética (Gálatas 3:13-14). Pablo no estaba menos preocupado que Santiago acerca de la vida ética (Gálatas 5:13). Como los dos lados de la moneda, estos dos aspectos de la verdad cristiana, deben siempre ir acompañados uno del otro.

Conexiones: A través de la epístola de Pablo a los Gálatas, la gracia salvadora – el don de Dios—está yuxtapuesto contra la ley de Moisés, la cual no salva. Los judaizantes, aquellos que regresarían a la ley mosaico como su fuente de justificación, eran prominentes en la iglesia primitiva, y aún temporalmente arrastraban a cristianos tan destacados como Pedro dentro de su red de engaño (Gálatas 2:11-13). Los primeros cristianos estaban tan apegados a la ley, que Pablo tenía que reiterarles continuamente que la verdad de la salvación por gracia no tenía nada que ver con la observancia de la ley. Los temas del Antiguo Testamento conectados con Gálatas, se centran alrededor de la ley vs. la gracia: la inhabilidad de la ley para justificar (2:16); la muerte del creyente a la ley (2:19); la justificación de Abraham por la fe (3:6); la ley no trae la salvación, sino la ira de Dios (3:10); el amor, y no las obras, es el cumplimiento de la ley (5:14).

Aplicación Práctica: Uno de los temas principales del libro de Gálatas, se encuentra en 3:11: “El justo por la fe vivirá.” No solo somos salvados por la fe (Juan 3:16; Efesios 2:8-9), sino que la vida del creyente en Cristo –día a día, momento a momento—es vivida por y a través de la fe. No que la fe sea algo que conjuremos sobre nosotros –sino que es un don de Dios, no de las obras– pero es nuestra responsabilidad y gozo (1) exhibir nuestra fe para que otros vean la obra de Cristo en nosotros, y (2) incrementar nuestra fe, por medio de la aplicación de las disciplinas espirituales (el estudio de la Biblia, la oración, y la obediencia).

Jesús dijo que seríamos conocidos por el fruto en nuestras vidas (Mateo 7:16), lo cual da evidencia de la fe dentro de nosotros. Todos los cristianos debemos ser diligentes en luchar por construir sobre la fe salvadora dentro de nosotros, para que nuestras vidas reflejen a Cristo y otros lo vean a Él en nosotros y “glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

CORINTIOS


Libro de 2 Corintios
  2 Corintios 1:1 identifica al autor del libro de 2 Corintios como el apóstol Pablo, posiblemente junto con Timoteo.

Fecha de su Escritura: El Libro de 2 Corintios muy probablemente fue escrito entre el 55-57 d.C.

Propósito de la Escritura: La iglesia de Corinto se inició en el año 52 d.C., cuando Pablo los visitó en su segundo viaje misionero. Fue entonces cuando él permaneció ahí por un año y medio, la primera vez que se le permitió quedarse en un lugar tanto como él lo deseara. Un registro de esta visita y el establecimiento de la iglesia, se encuentra en Hechos 18:1-18.

En su segunda carta a los corintios, Pablo expresa su alivio y gozo de que los corintios hubieran recibido su “severa” carta (ahora perdida) de manera positiva. Esa carta se refería a asuntos que estaban dividiendo a la iglesia; primeramente la llegada de los auto-nombrados (falsos) apóstoles (2 Corintios 11:13), quienes estaban insultando el carácter de Pablo, sembrando discordia entre los creyentes, y enseñando falsa doctrina. Ellos parecían estar cuestionando su veracidad (2 Corintios 1:15-17), su habilidad para hablar (2 Corintios 10:10; 11:6), y su indisposición para aceptar la ayuda económica de la iglesia en Corinto (2 Corintios 11:7-9; 12:13). También había algunas personas que no se habían arrepentido de su comportamiento licencioso (2 Corintios 12:20-21).

Pablo estaba muy contento de saber por Tito, que la mayoría de los corintios se habían arrepentido de su rebelión contra Pablo (2 Corintios 2:12-13; 7:5-9). El apóstol los anima por esto, expresándoles su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su autoridad (2 Corintios 13:3).

Versos Clave: 2 Corintios 3:5, “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.”

2 Corintios 3:18, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

2 Corintios 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

2 Corintios 10:5, “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”

2 Corintios 13:4, “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.”

Breve Resumen: Después de saludar a los creyentes en la iglesia de Corinto y explicarles por qué no los había visitado como originalmente lo había planeado (1:3-2:2), Pablo explica la naturaleza de su ministerio. El triunfo a través de Cristo y la sinceridad a los ojos de Dios, eran los distintivos de su ministerio a las iglesias (2:14-17). Él compara el glorioso ministerio de la justificación de Cristo con el “ministerio de condenación” el cual es la Ley. (3:9), y declara su fe en la validez de su ministerio a pesar de la intensa persecución (4:8-18). El capítulo 5 bosqueja las bases de la fe cristiana – la nueva naturaleza (v.17) y el intercambio de nuestro pecado por la justificación de Cristo (v.21).

En los capítulos 6 y 7 encontramos a Pablo defendiéndose a sí mismo y a su ministerio, asegurándoles nuevamente a los corintios su sincero amor por ellos y exhortándoles a arrepentirse y a vivir santamente. En los capítulos 8 y 9, Pablo exhorta a los creyentes en Corinto a seguir el ejemplo de los hermanos en Macedonia y extender su generosidad a los santos en necesidad. Él les enseña los principios y recompensas del ofrendar con un corazón alegre.

Pablo termina su carta reiterando su autoridad entre ellos (capítulo 10) y su preocupación por su fidelidad a él ante la feroz oposición de los falsos apóstoles. Él se llama “necio” a sí mismo por haber tenido que gloriarse de mala gana de sus credenciales y su sufrimiento por Cristo (capítulo 11). Termina su epístola describiendo la visión celestial que se le permitió experimentar, y el “aguijón en la carne” que le fue dado por Dios para asegurar su humildad (capítulo 12). El último capítulo contiene su exhortación a los corintios a examinarse ellos mismos para ver si su profesión es real, y termina con una bendición de amor y paz.

Conexiones: A través de sus epístolas, Pablo se refiere con frecuencia a la Ley Mosaico, comparándola con la supereminente grandeza del Evangelio de Jesucristo y la salvación por la gracia. En 2 Corintios 3:4-11, Pablo contrasta la ley del Antiguo Testamento con el nuevo pacto de gracia, refiriéndose a la ley como la que “mata” mientras que el Espíritu da vida. La ley es “el ministerio de muerte grabado con letras en piedra” (v.7; Éxodo 24:12) porque conlleva solo el conocimiento del pecado y su condenación. La gloria de la ley es que refleja la gloria de Dios, pero el ministerio del Espíritu es mucho más glorioso que el ministerio de la ley, porque refleja Su misericordia, gracia, y amor, al proporcionar a Cristo como el cumplimiento de la ley.

Aplicación Práctica: Esta carta es la más biográfica y menos doctrinal de las epístolas de Pablo. Nos dice más acerca de Pablo como persona y como ministro, que cualquiera de las otras. Dicho esto, hay unas pocas cosas que podemos tomar de esta carta y aplicarlas a nuestras vidas en la actualidad. La primera cosa es la mayordomía, no solo de dinero, sino también del tiempo. Los macedonios no solo dieron generosamente, “sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (2 Corintios 8:5). De la misma manera, nosotros debemos dedicar no solo todo lo que tenemos al Señor, sino todo lo que somos. En realidad, Él no necesita nuestro dinero. ¡Él es omnipotente! Él quiere el corazón, uno que anhele servir y complacer y amar. La mayordomía y el ofrendar a Dios es más que solo dinero. Sí, Dios quiere que ofrendemos parte de nuestros ingresos, y Él promete bendecirnos cuando le damos a Él. Pero es más que eso. Dios quiere el 100%. Él quiere que nos demos por completo a Él - todo lo que somos. Debemos pasar nuestra vida viviendo para servir a nuestro Padre. Debemos no solo darle a Dios algo de nuestro salario, sino que nuestras mismas vidas deben ser un reflejo de Él. Debemos darnos a nosotros mismos primeramente al Señor, y luego a la iglesia y a la obra del ministerio de Jesucristo.

CORINTIOS



Libro de 1 Corintios
  1 Corintios 1:1 identifica al autor del libro de 1 Corintios, como el apóstol Pablo.

Fecha de su Escritura: El Libro de 1 Corintios fue escrito aproximadamente en el año 55 d.C.

Propósito de la Escritura: El apóstol Pablo fundó la iglesia en Corinto. Pocos años después de dejar la iglesia, el apóstol Pablo oyó algunos reportes inquietantes acerca de la iglesia corintia. Estaban llenos de orgullo y estaban tolerando la inmoralidad sexual. Los dones espirituales eran usados incorrectamente, y había un creciente malentendido de las doctrinas cristianas básicas. El apóstol Pablo escribió su primera carta a los Corintios en un intento por restaurar a la iglesia corintia a su fundamento – Jesucristo.

Versos Clave: 1 Corintios 3:3: “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

1 Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”

1 Corintios 12:7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”

1 Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

1 Corintios 15:3-4: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”

Breve Resumen: La iglesia corintia estaba llena de divisiones. Los creyentes en Corinto estaban divididos en grupos leales a ciertos líderes espirituales (1 Corintios 1:12; 3:1-6). Pablo exhortó a los creyentes corintios a tener unidad por devoción a Cristo (1 Corintios 3:21-23). Muchos en la iglesia estaban esencialmente aprobando una relación inmoral (1 Corintios 5:1-2). Pablo les ordenó expulsar a ese perverso de la iglesia (1 Corintios 5:13). Los creyentes corintios estaban llevándose unos a otros ante la corte (1 Corintios 6:1-2). Pablo enseñó a los corintios que sería mejor aceptar sufrir el agravio que dañar su testimonio cristiano (1 Corintios 6:3-8).

Pablo le dio instrucciones a la iglesia de Corinto sobre el matrimonio y el celibato (capítulo 7), la comida sacrificada a los ídolos (capítulos 8 y 10), la libertad cristiana (capítulo 9), el velo sobre la cabeza de las mujeres (1 Corintios 11:1-16), la Cena del Señor (1 Corintios 11: 17-34), los dones espirituales (capítulos 12-14), y la resurrección (capítulo 15). Pablo organizó el libro de 1 Corintios respondiendo a preguntas que los creyentes corintios le habían planteado, y respondiendo ante la conducta impropia y las creencias erróneas que ellos habían aceptado.

Conexiones: En el capítulo 10 del libro de 1 Corintios, Pablo utiliza la historia de los israelitas en el desierto, para ilustrar a los creyentes de Corinto la locura del abuso de la libertad y el peligro del exceso de confianza. Pablo les había advertido a los corintios acerca de su falta de autodisciplina (1 Corintios 9:24-27). Él prosigue describiendo a los israelitas quienes, a pesar de ver los milagros y el cuidado de Dios por ellos –la división del Mar Rojo, la milagrosa provisión del maná del cielo y el agua de una roca – ellos malentendieron su libertad, se rebelaron contra Dios, y cayeron en la inmoralidad y la idolatría. Pablo exhorta a la iglesia corintia a considerar el ejemplo de los israelitas y evitar la lujuria, la inmoralidad sexual (vv.6-8), el poner a Cristo a prueba, y el quejarse (vv.9-10; ver Números 11:4, 34, 25:1-9; Éxodo 16:2, 17:2, 7).

Aplicación Práctica: Muchos de los problemas y preguntas con las que estaba luchando la iglesia en Corinto, aún están presentes en la iglesia de hoy. Las iglesias en la actualidad aún batallan con divisiones, con inmoralidad, y con el uso de los dones espirituales. El libro de 1 Corintios pudo muy bien haber sido escrito a la iglesia de hoy, y haríamos bien en atender a las advertencias de Pablo y aplicarlas en nosotros mismos. A pesar de todas las reprensiones y correcciones, 1 Corintios trae nuestra atención de regreso a donde debe estar – en Cristo. El amor genuinamente cristiano es la respuesta a muchos problemas (capítulo 13). Un entendimiento apropiado de la resurrección de Cristo, como se revela en el capítulo 15, y por lo tanto una comprensión apropiada de nuestra propia resurrección, es la cura para lo que nos divida y amenace.

viernes, 23 de junio de 2017



Libro de 1 Corintios
  1 Corintios 1:1 identifica al autor del libro de 1 Corintios, como el apóstol Pablo.

Fecha de su Escritura: El Libro de 1 Corintios fue escrito aproximadamente en el año 55 d.C.

Propósito de la Escritura: El apóstol Pablo fundó la iglesia en Corinto. Pocos años después de dejar la iglesia, el apóstol Pablo oyó algunos reportes inquietantes acerca de la iglesia corintia. Estaban llenos de orgullo y estaban tolerando la inmoralidad sexual. Los dones espirituales eran usados incorrectamente, y había un creciente malentendido de las doctrinas cristianas básicas. El apóstol Pablo escribió su primera carta a los Corintios en un intento por restaurar a la iglesia corintia a su fundamento – Jesucristo.

Versos Clave: 1 Corintios 3:3: “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

1 Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”

1 Corintios 12:7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”

1 Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

1 Corintios 15:3-4: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”

Breve Resumen: La iglesia corintia estaba llena de divisiones. Los creyentes en Corinto estaban divididos en grupos leales a ciertos líderes espirituales (1 Corintios 1:12; 3:1-6). Pablo exhortó a los creyentes corintios a tener unidad por devoción a Cristo (1 Corintios 3:21-23). Muchos en la iglesia estaban esencialmente aprobando una relación inmoral (1 Corintios 5:1-2). Pablo les ordenó expulsar a ese perverso de la iglesia (1 Corintios 5:13). Los creyentes corintios estaban llevándose unos a otros ante la corte (1 Corintios 6:1-2). Pablo enseñó a los corintios que sería mejor aceptar sufrir el agravio que dañar su testimonio cristiano (1 Corintios 6:3-8).

Pablo le dio instrucciones a la iglesia de Corinto sobre el matrimonio y el celibato (capítulo 7), la comida sacrificada a los ídolos (capítulos 8 y 10), la libertad cristiana (capítulo 9), el velo sobre la cabeza de las mujeres (1 Corintios 11:1-16), la Cena del Señor (1 Corintios 11: 17-34), los dones espirituales (capítulos 12-14), y la resurrección (capítulo 15). Pablo organizó el libro de 1 Corintios respondiendo a preguntas que los creyentes corintios le habían planteado, y respondiendo ante la conducta impropia y las creencias erróneas que ellos habían aceptado.

Conexiones: En el capítulo 10 del libro de 1 Corintios, Pablo utiliza la historia de los israelitas en el desierto, para ilustrar a los creyentes de Corinto la locura del abuso de la libertad y el peligro del exceso de confianza. Pablo les había advertido a los corintios acerca de su falta de autodisciplina (1 Corintios 9:24-27). Él prosigue describiendo a los israelitas quienes, a pesar de ver los milagros y el cuidado de Dios por ellos –la división del Mar Rojo, la milagrosa provisión del maná del cielo y el agua de una roca – ellos malentendieron su libertad, se rebelaron contra Dios, y cayeron en la inmoralidad y la idolatría. Pablo exhorta a la iglesia corintia a considerar el ejemplo de los israelitas y evitar la lujuria, la inmoralidad sexual (vv.6-8), el poner a Cristo a prueba, y el quejarse (vv.9-10; ver Números 11:4, 34, 25:1-9; Éxodo 16:2, 17:2, 7).

Aplicación Práctica: Muchos de los problemas y preguntas con las que estaba luchando la iglesia en Corinto, aún están presentes en la iglesia de hoy. Las iglesias en la actualidad aún batallan con divisiones, con inmoralidad, y con el uso de los dones espirituales. El libro de 1 Corintios pudo muy bien haber sido escrito a la iglesia de hoy, y haríamos bien en atender a las advertencias de Pablo y aplicarlas en nosotros mismos. A pesar de todas las reprensiones y correcciones, 1 Corintios trae nuestra atención de regreso a donde debe estar – en Cristo. El amor genuinamente cristiano es la respuesta a muchos problemas (capítulo 13). Un entendimiento apropiado de la resurrección de Cristo, como se revela en el capítulo 15, y por lo tanto una comprensión apropiada de nuestra propia resurrección, es la cura para lo que nos divida y amenace.

ROMANOS


Libro de Romanos
  Romanos 1:1 identifica al autor del libro de Romanos como el apóstol Pablo. Romanos 16:22 indica que Pablo utilizó la ayuda de un hombre llamado Tercio para transcribir sus palabras.

Fecha de su Escritura: El libro de Romanos fue escrito probablemente entre el 56-58 d.C.

Propósito de la Escritura: Como en todas las epístolas de Pablo a las iglesias, su propósito en escribirlas, era para proclamar la gloria del Señor Jesucristo mediante la enseñanza de la doctrina, y la edificación y el ánimo para los creyentes que recibieran su carta. Una preocupación en particular para Pablo, era aquellos para quienes escribió esta carta–aquellos que estaban en Roma que eran “amados de Dios y llamados a ser santos” (Romanos 1:7). Por ser él mismo un ciudadano romano, él tenía una pasión única por aquellos en la asamblea de creyentes en Roma. Puesto que él, hasta este momento, no había visitado la iglesia en Roma, esta carta también servía como su presentación ante ellos.

Versos Clave: Romanos 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”

Romanos 3:9-11, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.’”

Romanos 3:21, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas.”

Romanos 3:23, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”

Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Romanos 8:9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”

Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Romanos 8:37-39, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Romanos 10:9-10, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Romanos 12:1, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

Romanos 12:19, “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”

Romanos 16:17, “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”

Breve Resumen: Pablo estaba entusiasmado con la idea de poder ministrar al fin en esta iglesia, y todos estaban bien enterados de este hecho (Romanos 1:8-15). La carta a los Romanos fue escrita desde Corinto justo antes del viaje de Pablo a Jerusalén para llevar las ofrendas que le habían sido entregadas para los pobres de allá. Él había intentado ir a Roma y posteriormente a España (Romanos 15:24), pero sus planes fueron interrumpidos cuando fue arrestado en Jerusalén. Eventualmente él iría a Roma pero como prisionero. Febe, quien era un miembro de la iglesia en Cencrea cerca de Corinto (Romanos 16:1), es quien probablemente llevó la carta hasta Roma.

El libro de Romanos es principalmente una obra de doctrina y puede ser dividido en cuatro secciones: la necesidad de justicia, 1:18—3:20; la justificación provista, 3:21—8:39; la justicia vindicada, 9:1—11:36; la justicia practicada, 12:1—15:13. El tema principal de esta carta es obviamente – la justificación. Guiado por el Espíritu Santo, Pablo primeramente condena a todos los hombres por su pecaminosidad. Él expresa su deseo de predicar la verdad de la Palabra de Dios a aquellos que estaban en Roma. Era su esperanza que ellos permanecieran en el camino correcto. Señala enérgicamente que no se avergüenza del evangelio (Romanos 1:16), porque es el poder mediante el cual todos son salvados.

El libro de Romanos nos habla acerca de Dios, quién es Él y lo que Él ha hecho. Nos habla de Jesucristo, de lo que Él logró con Su muerte. Nos dice acerca de nosotros mismos, de lo que éramos sin Cristo y lo que somos después de haber confiado en Cristo. Pablo señala que Dios no demandó que los hombres hubieran ya enderezado sus vidas antes de venir a Cristo. Mientras que aún éramos pecadores, Cristo murió en la cruz por nuestros pecados.

Conexiones: Pablo utiliza a varios personajes y eventos del Antiguo Testamento como ilustraciones de las gloriosas verdades en el libro de Romanos. Abraham creyó y fue justificado por su fe, no por sus obras (Romanos 4:1-5). En Romanos 4:6-8, Pablo se refiere a David quien reitera la misma verdad: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” (Salmo 31:1-2) Pablo usa a Adán para explicar a los romanos la doctrina de la herencia del pecado y usa la historia de Sara e Isaac, el hijo de la promesa, para ilustrar el principio de que los cristianos son los hijos de la promesa de la gracia divina de Dios a través de Cristo. En los capítulos 9—11, Pablo resume la historia de la nación de Israel y declara que Dios no ha rechazado completa y definitivamente a Israel (Romanos 11:11-12), pero sí ha permitido que ellos “tropiecen” solo hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles para salvación.

Aplicación Práctica: El libro de Romanos deja en claro que no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos. Cada “buena” obra que hayamos hecho alguna vez, es como un trapo inmundo ante Dios. Así que tenemos sobre nosotros la sentencia de muerte por nuestras transgresiones y pecados, de la que solo la gracia y misericordia de Dios puede salvarnos. Dios expresó esa gracia y misericordia al enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, ya no somos controlados por nuestra naturaleza de pecado, sino que somos controlados por el Espíritu. Si confesamos que Jesús es el Señor, y creemos que Él fue levantado de los muertos, somos salvados, nacidos de nuevo. Necesitamos vivir nuestras vidas como una ofrenda a Dios, como un sacrificio vivo para Él. La adoración del Dios que nos salvó, debe ser nuestro más alto deseo. Tal vez la mejor aplicación de Romanos sería aplicar Romanos 1:16 y no avergonzarnos del evangelio. En vez de ello, ¡seamos todos fieles en proclamarlo!