miércoles, 28 de junio de 2017
"¿Qué significa que la Biblia es inspirada?"
Cuando la gente dice que la Biblia fue inspirada, se están refiriendo al hecho de que Dios influenció divinamente a los autores humanos de las Escrituras de tal manera que lo que ellos escribieron fue la misma Palabra de Dios. En el contexto de las Escrituras, la palabra inspiración significa sencillamente “exhalada por Dios.” La inspiración nos comunica el hecho de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios, y hace que la Biblia sea única entre todos los demás libros.
Mientras que hay diferentes opiniones acerca de hasta qué punto la Biblia es inspirada, no cabe duda que la Biblia por sí misma clama que cada palabra, en cada parte de la Biblia, fue inspirada por Dios. (1 Corintios 2:12,13; 2 Timoteo 3:16,17) Esta visión de las Escrituras es frecuentemente conocida como inspiración “verbal plenaria”, lo que significa que la inspiración se extiende a cada una de las palabras (inspiración verbal), no sólo a los conceptos o ideas; y que la inspiración se extiende a todas las partes de la Escritura y a todos los temas tratados en la Escritura (inspiración plenaria). Hay algunas personas que creen que sólo partes de la Biblia son inspiradas, que sólo los pensamientos o conceptos que tratan sobre la religión son inspirados. Pero estas opiniones sobre la inspiración se quedan anuladas ante lo que la Biblia demuestra por sí misma. Toda la inspiración verbal plenaria es una característica esencial de la Palabra de Dios.
Lo extenso de su inspiración puede verse claramente en 2 Timoteo 3:16-17 - “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Estos versos nos dicen que Dios inspiró toda la Escritura y que es provechosa para nosotros. No solamente está inspirada en las partes de la Biblia que tratan de las doctrinas religiosas, sino en cada una de sus partes desde Génesis hasta Apocalipsis es la Palabra de Dios misma. Puesto que están inspiradas por Dios, las Escrituras tienen por lo tanto, la autoridad cuando se trata del establecimiento de la doctrina, y son suficientes para enseñar al hombre cómo guardar una correcta relación con Dios, “instruidos en justicia”. La Biblia declara que no sólo está inspirada por Dios, sino que también tiene la habilidad de cambiarnos y prepararnos “enteramente”, al ser equipados para toda buena obra.
Otro verso que trata con la inspiración de las Escrituras, es 2 Pedro 1:21. Este verso nos dice, “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Este texto nos ayuda a comprender, que aunque el hombre escribió las Escrituras, las palabras que ellos escribieron fueron las mismas palabras de Dios. Aún cuando Dios utilizó a hombres con sus distintivas personalidades y estilos de escritura, Dios inspiró divinamente cada palabra que ellos escribieron. Jesús mismo confirmó la inspiración verbal plenaria de las Escrituras cuando Él dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” (Mateo 5:17-18) En estos versos, Jesús reforzó la veracidad de las Escrituras hasta su más pequeño detalle y el más minúsculo signo de puntuación – porque es la Palabra misma de Dios.
Y porque las Escrituras son la inspirada Palabra de Dios, podemos concluir que también son inerrantes y con autoridad. Una correcta visión de Dios nos llevará a una correcta visión de Su Palabra. Porque Dios es todopoderoso, omnisciente, y completamente perfecto, Su Palabra tendrá, por su misma naturaleza, las mismas características. Los mismos textos que establecieron la inspiración de las Escrituras, también establecen que son tanto inerrables como acreditadas en su autoridad. Sin duda, la Biblia es lo que dice ser – la innegable y autorizada Palabra de Dios para la humanidad.