viernes, 23 de junio de 2017

LEVITICOS



Moisés fue el autor del Libro de Levítico.

Fecha de su Escritura: El Libro de Levítico fue escrito entre el 1440 y 1400 a.C.

Propósito de la Escritura: En razón de que los israelitas habían estado en cautiverio en Egipto por 400 años, el concepto de Dios había sido distorsionado por el politeísmo y paganismo de los egipcios. El propósito de Levítico es proveer la instrucción y las leyes para guiar a un pecaminoso y aún así redimido pueblo en su relación con un Dios santo. Hay un énfasis en Levítico sobre la necesidad de una santidad personal en respuesta a la santidad de Dios. El pecado debe ser expiado a través de la ofrenda de sacrificios adecuados (capítulos 8-10). Otros temas cubiertos en el libro, son las dietas (alimentos puros e impuros), los partos, y enfermedades, que son cuidadosamente reguladas (capítulos 11-15). El capítulo 16 describe el Día de la Expiación cuando se ofrecía un sacrificio anual por el pecado acumulado del pueblo. Además, el pueblo de Dios debía ser sobrio en su vida personal, moral, y social, en contraste con las entonces acostumbradas prácticas de los paganos a su alrededor (capítulos 17-22).

Versos Clave: “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.” (Levítico 1:4).

“Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.” (Levítico 17:11).

“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” (Levítico 19:18).

Breve Resumen: Los capítulos 1-7 explican las ofrendas requeridas tanto del laico, como del sacerdote. Los capítulos 8-10 describen la consagración de Aarón y sus hijos para el sacerdocio. Los capítulos 11-16 son prescripciones para varios tipos de inmundicia. Los 10 capítulos finales tratan de la guía de Dios a Su pueblo para una santidad práctica. Varias fiestas fueron instituidas en la adoración del pueblo a Jehová Dios, convocadas y practicadas de acuerdo a las leyes de Dios. Las bendiciones y maldiciones acompañarían a quienes guardaran o transgredieran los mandamientos de Dios (capítulo 26). Los votos al Señor se mencionan en el capítulo 27.

El tema principal de Levítico es la santidad. La demanda de Dios por la santidad de Su pueblo está basada en la santidad de Su propia naturaleza. Un tema correspondiente es el de la expiación. La santidad debe ser mantenida ante Dios, y la santidad solo puede ser obtenida a través de una adecuada expiación.

Referencias Proféticas: Muchas de las prácticas en los rituales de adoración ilustran de muchas formas la persona y la obra de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Hebreos 10 nos dice que la Ley Mosaico era “sólo una sombra de los bienes venideros” por lo que significa que los diarios sacrificios ofrecidos por los sacerdotes por los pecados del pueblo, eran una representación del Sacrificio absoluto – Jesucristo, cuyo sacrificio fue hecho una vez y para siempre por aquellos que creyeran en Él. La santidad impartida temporalmente por la Ley, un día sería reemplazada por la obtención de la santidad absoluta cuando los cristianos cambian su pecado por la justicia de Cristo (2 Corintios 5:21).

Aplicación Práctica: Dios toma muy en serio Su santidad, y también debemos hacerlo nosotros. La tendencia en la iglesia postmodernista es crear un Dios a nuestra imagen, dándole los tributos que nos gustaría que tuviera, en lugar de los que describe Su Palabra. La santidad absoluta de Dios, Su trascendente esplendor y Su “luz inaccesible” (1 Timoteo 6:16) son conceptos extraños para muchos cristianos. Somos llamados a caminar en la Luz y apartar las tinieblas en nuestras vidas, para que podamos ser agradables a Su vista. Un Dios santo no puede tolerar el cínico y flagrante pecado en Su pueblo y Su santidad exige que sea castigado. No nos atrevamos a adoptar una actitud frívola respecto al pecado o al odio de Dios hacia él, tampoco debemos, de ninguna manera verlo con ligereza.

Alaba a Dios, porque por la muerte de Jesús por nosotros, ya no tenemos que ofrecer sacrificios de animales. Todo el tema de Levítico es sobre la sustitución. La muerte de los animales era un castigo sustitutivo por aquellos que habían pecado. De la misma manera, pero de forma infinitamente mejor, el sacrificio de Jesús en la cruz fue el pago sustitutivo por nuestros pecados. Ahora podemos comparecer sin temor ante un Dios de santidad absoluta, porque Él ve en nosotros la justicia de Cristo.