lunes, 12 de junio de 2017

LA DICIPLINA




"¿Cómo deben los cristianos disciplinar a sus hijos? ¿Qué es lo que dice la Biblia?"

   
Hace unas décadas, el darles unas nalgadas a los niños era una práctica comúnmente aceptada. Sin embargo, en años recientes, el darles nalgadas (y otras formas de castigo corporal) ha sido reemplazado con “tiempos fuera” y otros castigos que no involucran la disciplina física. De hecho, el darle nalgadas a los niños ha sido considerado como ilegal en algunos países. Muchos padres temen corregir de esta forma a sus hijos, por el miedo a ser reportados al gobierno y que les sean quitados sus hijos. No hay que malentenderlo - de ninguna forma estamos abogando por el maltrato infantil. Un niño jamás debe ser disciplinado físicamente hasta el punto que pueda causarle un daño físico. Sin embargo, de acuerdo con la Biblia, es bueno que el niño cuente con restricciones y una apropiada disciplina física, que contribuya a su sano desarrollo y bienestar.

De hecho, muchas Escrituras promueven la disciplina física. “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.” (Proverbios 23:13-14) Hay también otros versos que apoyan la corrección física (Proverbios 13:24, 22:5, 20:30). La Biblia habla enfáticamente de la importancia de la disciplina; es algo que todos debemos tener para ser personas productivas y es mucho más fácil aprenderlo mientras aún somos pequeños. Los niños que no son disciplinados, crecen en rebelión, no tienen respeto por la autoridad, y como obvio resultado, no estarán dispuestos a obedecer y seguir a Dios. Él utiliza la disciplina para corregirnos y guiarnos por el camino correcto; así como para llevarnos al arrepentimiento de nuestras acciones (Salmo 94:12; Proverbios 1:7, 6:23, 12:1, 13:1, 15:5; Isaías 38:16; Hebreos 12:9) Estos son sólo algunos de los versos que hablan sobre lo bueno de la disciplina.

Aquí es donde reside el problema; muchas veces los padres son, o muy pasivos o muy agresivos cuando se trata de disciplinar a sus hijos. Aquellos que no creen en el castigo físico, algunas veces carecen de la habilidad para corregir y disciplinar correctamente, causando que sus hijos crezcan como niños revoltosos y desafiantes. Esto lastimará a sus hijos a la larga. “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” (Proverbios 29:15). Luego, están aquellos padres que pueden malentender la definición bíblica de la disciplina (o tal vez es que sólo sean personas abusivas) y la usan para justificar el abuso y maltrato de sus niños.

La disciplina se utiliza para corregir y guiar a la gente por el camino correcto. “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11). La disciplina de Dios es amorosa, como debe ser entre el padre y el hijo. El castigo físico nunca debe ser usado para causar un dolor o daño físico permanente, sino como un golpe rápido (en el trasero, donde hay más “relleno protector”), para enseñar al niño que lo que hizo está mal y es inaceptable. Nunca debe ser usado sin control o para descargar nuestro enojo y frustraciones.

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:4). Criar a un niño en la “disciplina y amonestación del Señor” incluye la disciplina correctiva, establecer límites, y sí, amorosa disciplina física.