jueves, 25 de mayo de 2017
"¿Hay dones de milagros del Espíritu en esta época?"
Primeramente, es importante reconocer que esta no es una pregunta acerca de si Dios aún realiza milagros hoy. Sería ridículo y anti-bíblico decir que Dios ya no sana a la gente, habla a la gente y realiza señales y prodigios milagrosos en esta era. La pregunta es si los dones de milagros del Espíritu, descritos primeramente en 1 Corintios capítulos 12 y 14, están aún activos en la iglesia de hoy. Esta tampoco es una pregunta de si “puede” el Espíritu Santo conceder a alguien un don de milagros. La pregunta es: ¿El Espíritu Santo concede aún hoy los dones de milagros? Por encima de todo esto, reconocemos absolutamente que el Espíritu Santo es libre de conceder dones de acuerdo a Su voluntad (1 Corintios 12:7-11).
En los libros de Hechos y las Epístolas, la gran mayoría de los milagros son realizados por los apóstoles y sus colaboradores más cercanos. 1 Corintios 12:12 nos da la razón del por qué, “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” Hechos 2:22 nos dice que Jesús fue “aprobado” por las “maravillas, prodigios y señales.” Igualmente los apóstoles fueron “reconocidos” como genuinos mensajeros de Dios por los milagros que realizaban. Hechos 14:3 describe cómo el mensaje del Evangelio era “confirmado” por los milagros que hacían Pablo y Bernabé.
1 de Corintios, capítulos 12-14 tratan primeramente el tema de los dones del Espíritu. De acuerdo al texto, parece que algunas veces les eran concedidos dones de milagros a cristianos “ordinarios”. (12:8-10; 28-30) pero no se nos dice qué tan común era esto. Por todo lo anterior, entendemos que los apóstoles eran “reconocidos” por estas señales y prodigios, por lo que pareciera que la concesión de dones milagrosos a cristianos “ordinarios” era la excepción y no la regla. Fuera de los apóstoles y sus colaboradores cercanos, en ningún lugar del Nuevo Testamento se describe específicamente el ejercicio individual de dones de milagros del Espíritu.
También es importante reconocer que la iglesia primitiva no contaba con la Biblia completa, como ahora la tenemos nosotros (2 Timoteo 3:16-17). Por lo tanto, los dones de profecía, sabiduría, ciencia, etc., eran necesarios para que los primeros cristianos supieran lo que Dios quería que hicieran. El don de profecía permitía que los creyentes comunicaran una nueva verdad y revelación de Dios. Ahora que la revelación de Dios está completa en la Biblia, el don de “profecía” ya no es necesario, al menos no de la misma manera que lo fue en el Nuevo Testamento.
Diariamente Dios cura milagrosamente a algunas personas. Dios aún nos habla hoy, ya sea en una voz audible, o en nuestra mente, o a través de la Biblia, o impresiones y acontecimientos. Dios aún realiza asombrosos milagros, señales y maravillas; y algunas veces realiza esos milagros a través de un cristiano. Sin embargo, como ya señalamos, no necesariamente son los dones de milagros del Espíritu. El propósito principal para los dones del Espíritu era el “probar o autentificar” que el Evangelio era verdadero y que los apóstoles eran verdaderamente mensajeros de Dios. La Biblia no dice categóricamente que los dones de milagros hayan cesado, pero sí, establece el fundamento por el que ya no pueden ser necesarios.