lunes, 1 de mayo de 2017

ORAR Y CAMINAR







"¿Qué es orar caminando? ¿Es bíblico seguir una oración caminando?"

   
El orar caminando es la práctica de la oración en un lugar determinado, un tipo de oración intercesora, que implica el caminar hacia o cerca de un lugar en particular mientras se ora. Algunas personas creen que el estar cerca de un lugar, les permite “orar de cerca para orar con más claridad.” Las oraciones caminando son hechas por individuos, grupos o aún por la iglesia entera. Estas pueden ser tan cortas como una cuadra o tan largas como varios kilómetros. La idea es usar los cinco sentidos –vista, oído, olfato, gusto y tacto— para incrementar el entendimiento del intercesor por las necesidades que se oran.

Por ejemplo, si tú caminas a través de tu vecindario buscando cosas por las cuales orar, podrías atravesar un patio que esté desaseado y descuidado. Esto podría inspirarte para orar por la salud, tanto física como espiritual, de los que viven ahí. Algunos grupos de oración, caminan alrededor de las escuelas, impulsándolos a orar por los maestros y los estudiantes que albergan, por su seguridad y paz, y para que las maquinaciones del diablo sean frustradas en esas escuelas. Algunas personas sienten que pueden concentrarse y dirigir sus oraciones más efectivamente, mientras caminan cerca de gente y lugares por los que oran.

El orar caminando es un fenómeno relativamente nuevo, cuyo origen no es claro. No hay un modelo bíblico para la oración caminando, aunque, siendo que la caminata era el modo de transporte en los tiempos bíblicos, es claro que la gente debe haber caminado y orado al mismo tiempo. Sin embargo, no hay un mandato directo, de que esto sea algo que debamos hacer. No es bíblico creer que las oraciones ofrecidas en algún lugar, o mientras se encuentra en alguna posición, sean más efectivas que aquellas ofrecidas en otro tiempo y de otra manera. Además, mientras que podemos sentir que necesitamos estar más cerca del lugar o situación para orar más claramente, nuestro Padre Celestial, quien está en todas partes todo el tiempo, conoce exactamente qué necesidades están presentes, y responderá a ellas en Su propia manera y en Su tiempo. El hecho de que Él nos permita ser parte de Sus planes, a través de nuestras oraciones, es para nuestro beneficio, y no el Suyo.

Nos ha sido ordenado, “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17) y Dios escucha todas las oraciones ofrecidas por aquellos que permanecen en Cristo (Juan 15:7), sin importar el tiempo, el lugar o la postura. Al mismo tiempo, ciertamente no hay algún mandato contra el orar caminando, y cualquier cosa que nos cause o nos impulse a orar, es válida.